El pasado miércoles 6 de mayo se votó en el Congreso de los Diputados la cuarta prórroga del Estado de alarma causada por la propagación del Covid-19. Desde el momento en el que el Presidente Pedro Sánchez había anunciado que debíamos confinarnos en casa habían pasado 54 días. Este largo periodo nos ha servido a muchas y muchos para descubrir nuevas maneras de interactuar (o mejor dicho, ciberactuar) con la gente, nuevas metodologías de trabajo e incluso para conocernos mejor a nosotros mismos a través de las largas horas del día. Pero también ha servido para ver cómo ha actuado cada responsable político delante de esta crisis. Quienes han estado remando conjuntamente para atajar esta crisis lo antes posible y quienes han antepuesto sus frustraciones personales en posicionamientos contrarios a los de la gran mayoría solo por un mero uso partidista (viendo como en algún caso se ha tenido incluso que rectificar para no mostrar en público el sinsentido de la decisión tomada).
A Pedro Sánchez le ha tocado enfrentarse a un nuevo reto en su trayectoria política, y menudo reto. Le ha tocado gestionar la mayor crisis que ha vivido este país en democracia. La dificultad de poder desarrollar un plan de acción para salvar millones de vidas que se han visto afectadas por esta pandemia no es nada fácil, pero el ejecutivo liderado por el socialista ha conseguido que poco a poco la famosa curva haya tocado su cima y estemos en la actual fase de desescalada. Y no, no es verdad que todos hubiesen hecho lo mismo si hubiesen gobernado el país en este momento. Solo hay que fijarse en las medidas que se han tomado en materia de trabajo o vivienda. Por eso, hoy más que nunca hay que envolverse de la bandera roja y decir con orgullo lo importante que es tener un gobierno de izquierdas.
Y ahora más que nunca hay que recordar aquellos debates de estos últimos años sobre la importancia de tener un buen sistema público de salud. Y también es el momento de recordar quién a través de privatizaciones y imposiciones de copagos se lo han intentado cargar en beneficio del sector privado. Y ya que hablamos de recuerdos, a quien la historia recordará será a Salvador Illa, nuestro Ministro de Sanidad, quien con su trabajo al frente de esta crisis ha escrito su nombre es las páginas de aquellas personas que han construido nuestro país.
Y ante todo esto, esos 54 días que empezaba mencionando. El miércoles la ideología de algunos se esfumó o, desgraciadamente, se descubrió. Los fascistas de VOX abrazaron a ERC, JuntsXCat y la CUP. El abrazo de la vergüenza para demostrar que a la hora de la verdad no hay ideología, solo beneficio propio. Tal y como dijo Rufián en la tribuna “en política nada es gratis”. Y ahora me pregunto, como es que se han vendido a VOX? Que les ha ofrecido…
Habrá que recordarlo, siempre. Igual que tendremos que recordar quién ha estado a nuestro lado para vencer esta crisis. Somos la mayoría y por eso tenemos que unirnos, más si cabe, para no dar aire en un futuro a aquellos que han querido enturbiar la situación exclusivamente por un uso partidista. Cómo venimos diciendo desde el inicio, #EsteVirusLoParamosUnidos.